Pedro Poveda (1874-1936), sacerdote, fundador, pedagogo, mártir y santo. Es referente de un modo de vivir, de un estilo educativo y de una espiritualidad muy actual. Se adelantó a su tiempo en muchos aspectos: la misión de los laicos en la Iglesia, el lugar de la mujer en la sociedad, la educación como mediación para la promoción humana y el compromiso social, el respeto por las diferencias ideológicas y culturales, la paz y la mansedumbre como carácter y centro de las relaciones, la libertad de conciencia y el encuentro entre la fe y la ciencia, son algunos de ellos.
El padre Norberto Alcover, S. J. ha dicho recientemente que “Pedro Poveda es uno de los hombres más relevantes de la Iglesia española en el siglo XX. Desde su experiencia en la radical pobreza de las Cuevas de Guadix y tras entrar en conocimiento de la Institución Libre de Enseñanza, de la que discrepaba pero a la que admiraba por su empeño educativo, salta a la fundación de la Institución Teresiana, y con ella propone el laicado femenino como parte fundamental de la Iglesia. Pionero en los trabajos eclesiales fronterizos españoles, intenta conjugar ciencia y fe como parte de una misma realidad, haciendo del hecho cultural medio fundante de la revolución educativa de talante cristiano. Santidad y Sociedad se encuentran en este sacerdote que muere asesinado con premeditación pocos días después de comenzar el terrible enfrentamiento civil español. Su conciencia evangelizadora surgió de una realidad asumida y valorada, haciendo del misterio de la encarnación de Jesucristo piedra fundamental.”
En Pedro Poveda sobresale su intuición por ver en la educación, la cultura y la promoción de la persona la posibilidad de dar respuesta a los problemas sociales de su tiempo. En su propuesta educativa destaca la formación de líderes y de educadores con un estilo centrado en principios tan povedanos como cristianos: el compromiso social, la responsabilidad, la humildad, la mansedumbre, la calificación profesional, que se desprenden de comprender el misterio de la Encarnación como clave de una vida “plenamente humana y toda de Dios”. Decía en 1915, “La Encarnación bien entendida, la persona de Cristo, su naturaleza y su vida dan, para quien lo entiende. La norma segura para llegar a ser santo con la santidad más verdadera, siendo al propio tiempo humano, con el humanismo verdad.”
Fue fundador de la Institución Teresiana. Nació en Linares (Jaén) el 3 de diciembre de 1874. En 1897 fue ordenado sacerdote en Guadix (Granada), donde trabajó al servicio de la Diócesis y en la promoción humana y cristiana de los habitantes de las cuevas que rodean la ciudad. Nombrado canónigo de la basílica de Santa María de Covadonga en 1906, permaneció allí siete años, en los que maduró su proyecto de preparar profesores cristianos laicos, para evangelizar el mundo de la educación y de la cultura. Instituyó Academias para estudiantes y Centros Pedagógicos, origen de la "Institución Teresiana", fundada en 1911 y con aprobación pontificia desde 1924. Vivió después en Jaén, donde fue profesor del Seminario y, desde 1921 en Madrid, activamente comprometido con los educadores y los más necesitados. Murió mártir a causa de la fe el 28 de julio de 1936.
Fue beatificado el 10 de Octubre de 1993 y Canonizado por el Papa Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003. Su cuerpo se venera en la Casa de Espiritualidad de la Institución Teresiana de Los Negrales (Madrid). Su fiesta litúrgica se recuerda el 28 de julio.
quel homme ce poveda